Tranquilidad para la crisis

 en Real Madrid Castilla, Cajón de Sastre, Opinión de cantera

A veces se gana y otras se aprende. El Castilla está en la fase del aprender, por muy dura que sea. El filial encadena tres derrotas consecutivas en las que ha recibido ocho goles en contra y dos de ellas han sido en el Estadio Alfredo di Stéfano. Demasiadas malas noticias. Lo positivo es que en dos de estos tres encuentros se compitió y se pudieron sacar cosas positivas, mientras que, en otro, ante el Sporting B, se tiró el encuentro. Y el colegiado se empeñó en que no pudiesen recogerlo. No obstante, algo bueno también sacarían del descalabro de Mareo.

Una crisis controlada

El Castilla atraviesa su primera gran crisis de la era Raúl. A cada cosa hay que llamarla por su nombre y el segundo equipo blanco está en horas bajas. Muy bajas. El equipo compacto y sólido que se vio en el comienzo de la temporada se ha ido diluyendo con el paso de las semanas. Tras una docena de partidos, los blancos ocupan la posición número 12, están dos puntos por encima de los puestos de descenso y la fase de ascenso queda a ocho puntos. Vamos a ser claros y a no vender burras: el Castilla no está para acabar entre los cuatro primeros.

Es cierto que esto provoca una pérdida de ilusión lógica. Son un equipo del Madrid, que llevan en el pecho el escudo del 13 veces campeón de Europa, tienen que ganar. Así piensa la gran mayoría de aficionados blancos, pero los que siguen al equipo jornada tras jornada -por desgracia está lejos de ser la mayoría-, los que van al Polo Norte de Valdebebas cuando arrecia el frío, saben, como Raúl y como el club, que este año toca sufrir.

Evidentemente, parece un poco fuerte pensar que el objetivo único del filial va a ser tener que salvar la categoría, pero algún apurillo y vértigo se va a pasar, aunque con el paso de los partidos la lógica dice que el margen de mejora, que es enorme en una plantilla tremendamente joven e inexperta, debe llevar a los blancos a asentarse en la zona media de la clasificación. Pero no les pidamos mucho más, que este año no toca.

Afrontarlo con normalidad

La situación no es la mejor, pero es la que está. Hay que darle normalidad, la realidad es esta. En este momento estamos más cerca para mirar los puestos de abajo que los de arriba, por lo que de esa zona vamos a salir con nuestro trabajo y con nuestro esfuerzo. Es lo que les vamos a intentar a exigir a los chicos”. Así de claro hablaba Raúl tras perder ante el Ibiza. Y tiene muchísima razón. Pedir otra cosa a un equipo en formación que ha pasado de jugar y apabullar a sus rivales a enfrentarse a jugadores muy veteranos que, en muchos casos, se juegan, literalmente, el pan de sus hijos es una locura.

Por eso, el mensaje que debe trasmitir el entrenador en una caseta que se enfrenta a lo desconocido es evidente: “Seguir trabajando y creyendo en el equipo y en cada persona que hay con ellos”. La situación es incómoda y desconocida para muchos, pero la normalidad debe imperar para salir adelante.

Con todo que ganar

Y dentro de una semana, el Castilla se tendrá que montar en un avión que aterrizará en Mallorca. En el momento más delicado del curso, los blancos se enfrentan a un Atlético Baleares que es líder, pero Raúl, lejos de alarmarse, lo ve como una oportunidad. El filial se mide a los baleares con mucho que ganar y muy poco que perder. La derrota entra dentro de la normalidad, mientras que una victoria o, incluso, un empate, reforzaría la confianza de un equipo tocado que se tiene que unir para seguir creciendo. Si recordamos los inicios como técnico de otra leyenda madridista, Zinedine Zidane, tuvo un episodio similar ante el Barakaldo del que salió enormente reforzado para toda la temporada.

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