El inconformismo de Raúl
La Fábrica es la mayor factoría de jugadores del fútbol mundial. Ninguna cantera del mundo da tantos futbolistas preparados para la élite como la del Real Madrid. Un nido de jóvenes formados con los mejores entrenadores y en las mejores instalaciones. Su principal objetivo es nutrir de efectivos al primer equipo y de preparar a otros, que no tienen cabida en el club, para otros conjuntos. Y esto lo está cumpliendo a la perfección. Sin ir más lejos, esta temporada Carlo Ancelotti ha incorporado a su día a día a Miguel Gutiérrez y a Antonio Blanco, mientras que otros como Sergio Arribas, Marvin Park o Juan Miguel Latasa están en el radar del italiano.
La formación es importante y el trabajo que se hace para sea efectiva es excelente, pero no es la única meta, tal y como Raúl González se encargó de dejar claro tras el duelo ante el Nástic de Tarragona.
Un entrenador impresionado
A pesar de llevar solo cuatro jornadas, el Nástic ya ha jugado con tres de los cinco filiales del Grupo 2 de Primera División RFEF. Venció al Betis Deportivo Balompié y al FC Barcelona B, mientras que perdió con el Castilla.
Tras el duelo, Raül Agné alabó al filial madridista por su calidad, pero por encima de todo destacó su madurez y su idea de juego (“compiten como hombres”). En concreto, comparando a los segundos equipos verdiblancos y azulgranas con el madridista, destacó que los chicos de Raúl González también controlan el partido, pero su posesión se centra en atacar y no en dominar en zonas del campo donde escasea el peligro. El preparador del conjunto catalán se marchó de Valdebebas con la convicción de que había visto a unos juveniles tremendamente maduros y con un hambre competitivo voraz.
La exigencia de Raúl
A Raül no le falta razón. Los equipos de su tocayo se caracterizan justamente por eso. Puro ADN Real Madrid. Algo que quedó claro cuando el eterno ‘7’ madridista entró en rueda de prensa. “El Castilla no es ni maduro ni competitivo, pero lo será”, sentenció el técnico blanco.
La realidad es que este equipo, tremendamente joven y que se está teniendo que enfrentar a las ausencias de futbolistas capitales como Miguel Gutiérrez o Antonio Blanco. No sé si es un equipo maduro, pero cualquiera que siga el día a día de los blancos sabe perfectamente que es un conjunto tremendamente competitivo. Un equipo que siempre lucha hasta el final. Justo lo único que no negocia el entrenador madridista.
Raúl sabe que el Castilla es una fábrica de formación, pero quiere sumar a esta idea, que tantas veces repitió Solari durante su etapa como técnico del filial, la de competir. Nadie debe dudar que este equipo de septiembre poco tendrá que ver con el que finalizará temporada. El técnico trabaja día tras día en las instalaciones de la Ciudad Real Madrid para que sus jugadores crezcan futbolísticamente y también como personas. El objetivo final del ‘7’ no es sólo que el mayor número de jóvenes estén preparados para dar el salto al primer equipo o, si esto es imposible por la competitividad que siempre existe en la plantilla del 13 veces campeón de Europa, sino que también pelea para formar personas. Y todo esto lo hace a través de la competitividad, lo que otorga a un equipo tremendamente joven una madurez que les hace no dejar de crecer.
