Carlos Dotor y diez más

 en Real Madrid Castilla

Llegó ya con catorce cumplidos a La Fábrica, así que algo debió llamar la atención de quien tuvo el acierto de incorporarlo a la disciplina blanca. Desde entonces, ha ido ascendiendo, año tras año, curso tras curso, a través de los dos cadetes y los tres juveniles hasta aterrizar en el Castilla como miembro de pleno derecho, con el dorsal ocho (nada menos), en la presente temporada. Incluso debutó testimonialmente la pasada de forma oficial, apareciendo en el minuto 89, con el dorsal 29, en la victoria de su equipo frente al Pontevedra en el Alfredo Di Stéfano. Aún no podía llegar a imaginar que iba a ser primordial en la consecución de la primera UEFA Youth League de la historia de la cantera madridista, no solo con goles vitales (dos al PSG y uno a la Juventus), sino también con una presencia fundamental, no en vano fue titular en ocho de los diez encuentros, final incluida, de la competición. Y es que fue pieza clave en el once del juvenil tanto con Dani Poyatos en División de Honor y la fase de grupos de la UEFA Youth League, como cuando Raúl González se hizo cargo del equipo para los cuatro partidos de la fase final en Nyon, que, a la postre, otorgaron el tan anhelado título a las vitrinas de la institución.

En el Castilla actual -donde hacerse con un puesto no es tarea sencilla, puesto que varios de los supervivientes de la plantilla del último curso y alguno de los fichajes incorporados este verano pueden ocupar cualquiera de las múltiples posiciones que el madrileño puede desempeñar- no ha hecho otra cosa que ser titular. Ese es uno de los secretos de su éxito. Donde, en principio, se desenvuelve con mayor acierto es en el puesto que marca su dorsal, de interior, apoyando al mediocentro en la construcción del juego y colaborando muy activamente en la recuperación del balón, sus números en ese aspecto son asombrosos; pero si le sitúan en el flanco izquierdo en una posición de casi extremo, también rinde como el que más, lo mismo que si le toca jugar en la mediapunta, de segundo delantero, o de falso nueve; su polivalencia le hace prácticamente imprescindible. En ocasiones, da la sensación de que cuando sus técnicos, Raúl González incluido, se plantean el once del próximo encuentro piensan: Carlos Dotor y diez más.

Pero tampoco sorprende esa buena comunión con el entrenador del Castilla. Su buena relación se remonta mucho más atrás en el tiempo. Cuando el ejecutor del famoso “gol del aguanís” se hizo cargo del Juvenil B, Carlos Dotor se estrenó ante el CD Leganés y, hasta el final de esa temporada, fue titular en todos los partidos de liga con la única excepción de uno en el que no pudo ser convocado. Y el motivo fue que ese fin de semana se encontraba disputando -y ganando- el Campeonato de España sub-18 con la Selección Madrileña. Curiosamente, fue titular en los dos encuentros de la fase final y además consiguió marcar un doblete en semifinales.

Quizá sea porque tiene algo en su manera de afrontar los partidos, su absoluta presencia, su constancia infatigable, su indudable calidad técnica y táctica, que le convierte en una especie de prolongación del entrenador en el terreno de juego. Realmente, no tiene mucho que ver, ni físicamente, ni en el tipo de juego, con el siete de leyenda que lleva las riendas ahora del filial, pero sí que posee algo de su carácter, de su fe en sí mismo, de su amor sincero por la camiseta que se pone en el vestuario. Y además, hay otra cosa que los asemeja, su voluntad de contagio hacia el resto del equipo, su capacidad de provocar el entusiasmo de los aficionados en las gradas, ahora vacías en estos tiempos duros, pero que cuando puedan volver a poblarse, sin duda jalearán de nuevo sus intervenciones y soñarán con que si él está sobre el césped, habrá más posibilidades de alcanzar el objetivo de la victoria.

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Comentarios
  • Lolo
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    Ya se veía la casta de este chaval como polifacético jugador en el Juvenil; pero en el Castilla y de centrocampista es donde más sobresale. Comparar a cualquier jugador con el 7 que fue Raúl es un elogio, pero ahora lo que está sobre el campo no es hablar del juego de Raúl como jugador, sino como entrenador. Y como entrenador, Raúl pincha.

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